Hay un lugar en lo más recóndito de tu esencia, donde guardas los más hermosos recuerdos, esos que atesoras y que dan sentido a tu vida, donde guardas además los afectos más especiales, aquello que algunos llaman los amores inolvidables, esos que cuando los traes a la mente te avivan la llama de los sentimientos que crees dormidos, pero que siempre están allí aletargados, y que han quedado grabados a fuego lento y han abierto un surco en el corazón... Cuando ya nos toque partir sólo quedará la huella imborrable del amor y la trascendencia del espíritu que con nobleza perdura en el transcurrir de los tiempos.
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