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martes, 7 de enero de 2014

SER SALVADO?

Analizar implica someter algo a un proceso de descomposición, aislar sus elementos y descubrir su naturaleza. Analizarnos a nosotros mismos nos lleva a tomar consciencia de nuestras creencias y cuestionarnos su origen y su veracidad, descubrir al servicio de qué o quién están, y cuáles son los intereses propios y/o ajenos que las mantienen.
 
Sólo se puede llevar a cabo una reflexión profunda si se renuncia a la seguridad de la certeza, esto nos hace investigadores y críticos, y nos convierte en personas abiertas a la transformación. Esta renovación permanente del que no se agarra a verdades inmutables es solo posible si se asume la incomodidad y ansiedad que muchas veces acarrea. Pero merece la pena, porque aprender a preguntarnos y preguntar, es la única oportunidad que tenemos para ser individuos un poco más libres.
 
Las grandes soluciones y las grandes respuestas van de la mano de individuos o de teorías extremadamente tajantes que se presentan como salvadoras, filosofías "redentoras" que con sus "liberaciones" lo único que consiguen es cambiar unas cadenas por otras.
 
No hay verdades absolutas como no hay soluciones totales a los problemas. Cualquier consejo, método o teoría debe presentarse describiendo en qué circunstancias puede ser aplicada (porque no hay un algo para todo), cuales son sus riesgos y cuales pueden ser sus desventajas o limitaciones. Si nada de esto acompaña a la exposición de un tema nos encontramos ante un discurso dogmático que no tiene en cuenta la complejidad de lo que trata. Estos discursos dogmáticos (indiscutibles) pueden ser producto de una forma infantil de enfrentar las ansiedades vitales, pero también pueden ser empleados a conciencia para seducir a las personas y conseguir de ellas la satisfacción de intereses ocultos.

Las personas nos salvamos a nosotras mismas, muchas veces con ayuda, pero no confiando ciegamente en nada ni en nadie, sino siendo acompañadas e inspiradas. Nos salvamos aprendiendo un método, no una verdad. Aprender a analizar y analizarnos es algo que maximiza nuestras oportunidades, porque nos ayuda a esclarecer nuestros deseos y a encontrar el modo de volverlos posibles. Conócete a ti mismo y serás más fuerte, no es ninguna novedad, ya lo decía el oráculo de Delfos.
Susana Espeleta
Psicologa colegiada
Psicoterapeuta individual y de grupo

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