En Islandia, por ley desde 1998, se recoge toda la información genética de sus ciudadanos. Se trata de hacer un seguimiento global del componente genético de las enfermedades para evaluar la carga hereditaria de las mismas. La empresa farmacéutica que está llevando a cabo estos estudios genéticos, deCODE, es la responsable de un trabajo que ahora publica la revista Nature en el que se han podido identificar las variaciones en el ADN que predicen qué cerebros son vulnerables a sufrir esquizofrenia.
"Uno de los resultados más importantes de este trabajo es que hemos podido identificar ciertas variantes genéticas que se relacionan con una alteración cognitiva que precede a la enfermedad y que quizás contribuye a los síntomas. Antes se creía que el daño en la función cognitiva de estos pacientes era consecuencia de la esquizofrenia, pero este trabajo demuestra que hay diferencias en la estructura cerebral antes de que el trastorno aparezca", asegura a EL MUNDO Hreinn Stefansson, jefe del departamento de enfermedades del sistema nervioso central de la empresa deCODE y principal autor de este trabajo.
Los hallazgos que se están logrando sobre las variaciones en el ADN implicadas en estas enfermedades "hacen que, en un futuro cercano, el diagnóstico diferencial de estos trastornos se realice con arrays [análisis genéticos] que midan estas variaciones y, con ellas, el riesgo no sólo de desarrollar esquizofrenia o autismo sino de una maduración anómala del cerebro.
"También se podría intentar evitar la exposición a ciertos factores de riesgo no genéticos a los que el cerebro de estas personas es más vulnerable, como es el consumo de cannabis",
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