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jueves, 24 de octubre de 2013

ICTUS EN PERSONAS JOVENES


Hasta hace bien poco, el ictus se consideraba una enfermedad propia de la tercera edad, un trastorno que principalmente afectaba a las personas en las últimas décadas de su vida. Sin embargo, cada vez hay más evidencias de que su amenaza se está extendiendo también a los jóvenes.

"Sabíamos que el ictus era la segunda causa de muerte en todo el mundo, pero carecíamos de una evaluación completa y comparable de la incidencia, prevalencia, mortalidad, discapacidad y tendencias epidemiológicas para la mayoría de las regiones del mundo", señalan en la revista médica "The Lancet" los autores de estos trabajos, que han aglutinado a científicos de todo el mundo.

Su análisis pormenorizado ha permitido realizar una clara 'fotografía' de la dimensión del problema del ictus en el mundo, que, entre otras cosas, ha demostrado que la 'cara' de la enfermedad es ahora más joven que hace unos años.

Esta 'presencia' del ictus fuera de la tercera edad es especialmente palpable en los países pobres o en vías de desarrollo, aunque la tendencia se aprecia también en las naciones con más recursos, aclaran estos científicos que, pese a que no han analizado a fondo la cuestión apuntan a un posible culpable: la globalización de factores de riesgo, como la obesidad, la hipertensión o el tabaquismo.
Según explica Jaime Gállego, coordinador del grupo de estudio de enfermedades cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España también se ha detectado este cambio en los últimos años. "Podríamos decir que en nuestro país, algo más de un 25% de las personas que sufren ictus tienen menos de 65 años", señala.
En la revista médica, los investigadores alertan de que "dada la creciente prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en jóvenes adultos y en la población general, especialmente en países con bajos y medios recursos, es problable que este virage de la carga de la enfermedad hacia población es más jóvenes continúe a menos de que se implemente de forma urgente estrategias preventivas efectivas".
En sus conclusiones, los investigadores reclaman nuevas investigaciones que permitan conocer mejor el problema para abordarlo desde distintos frentes y recuerdan que si el ictus es un problema particularmente alarmante en el tercer mundo es porque su población no se beneficia del acceso a los tratamientos y las estrategias de prevención que sí se han puesto en marcha en Europa o Estados Unidos.Aparte de la prevención, resulta clave saber identificar los síntomas, ya que una vez aparezcan, "no hay tiempo que perder", subraya el neurólogo, también jefe de servicio del Complejo Hospitalario de Navarra. "Cuanto antes se diagnostique y actuemos, menor repercusión tendrá en mortalidad y discapacidad",
Algunas de las señales de alarma son: "pérdida de fuerza brusca en la cara, brazo o pierna, endormecimiento de alguna parte del cuerpo, pérdida súbita de la visión, alteración repentina del habla o del entendimiento, dificultad para sonreír, dolor de cabeza de intensidad inhabitual sin causa aparente". Ante estos signos, continúa Gállego, "es importante que el paciente sepa que es una emergencia médica de primer orden que debe ser atendida lo más rápidamente posible".


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