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jueves, 3 de enero de 2013

trastorno alimentario

Una chica muy joven, casi en los huesos, que no ve su cuerpo real cuando se mira en el espejo. Esa es la imagen que a la mayoría se le viene a la cabeza cuando alguien habla de trastornos de la conducta alimentaria. La anorexia nerviosa es la cara más visible de este conjunto de enfermedades psiquiátricas que convierten la comida en un enemigo. Pero no es la única. Ni siquiera es ya la más común.
 
Tener un trastorno alimentario ya no es sinónimo de extrema delgadez. De hecho, la prevalencia de obesidad asociada a estas enfermedades no ha hecho más que aumentar en los últimos 10 años, tal y como ha demostrado una investigación liderada por Fernando Fernández-Aranda, responsable de la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital de Bellvitge (Barcelona)
Su equipo realizó un seguimiento a las casi 1.400 personas que ingresaron en el centro catalán entre 2001 y 2010 por trastornos de la conducta alimentaria. El análisis, publicado en la revista 'European Eating Disorders', fue muy claro: en una década se había triplicado el número de pacientes con grave exceso de peso en su historial.
 
"Aspectos emocionales y afectivos han favorecido que estos pacientes utilicen la alimentación desde un inicio como válvula de escape ante conflictos y situaciones de estrés no resueltas", aclara Fernández-Aranda.
Su investigación, de hecho, ha demostrado que en los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria que también presentan obesidad crónica asociada el cuadro psiquiátrico tienen mayor gravedad clínica y peor pronóstico de curación.
En ese sentido, el investigador señala que sólo una detección precoz del problema y un abordaje desde múltiples disciplinas pueden evitar la cronificación de los casos más graves.

Artículo completo: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/01/02/nutricion/1357145708.html

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